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¿Alguna vez en tu vida has tenido la experiencia de haber perdido a un ser querido y sufrir su muerte? o te preguntas ¿Cómo superar la muerte? La muerte y el duelo son temas que tal vez no resulten muy gratos de manejar, pero con este artículo presentamos algunas reflexiones: ¿cómo se experimenta culturalmente la muerte? ¿por qué sufrimos cuando alguien muere? y ¿qué herramientas puedes utilizar para dejar de sufrir una pérdida?

Cuando sufrimos la muerte de un ser querido, nos enfrentamos a la pérdida de un SER, de un ser vivo que puede ser una planta, una mascota o una persona que es sujeto de nuestro aprecio y valoración. Pero ¿por qué sufrimos la pérdida? Existen 3 causas comunes que producen dolor y sufrimiento ante la muerte; cabe destacar que las aquí mencionadas no son todas, sino que son las que más frecuentemente se pueden encontrar:

  • 1. La no aceptación
  • 2. La culpa
  • 3. El apego

1. No aceptación:

esta causa tiene un trasfondo cultural. Desde el punto de vista de la cultura, hay diferentes formas de ver la muerte. Por ejemplo, en México culturalmente toma más de un día la celebración del evento, porque se hace velorio, se reza el rosario y se mandan celebrar varias misas; luego, tras varios meses de sucedido el evento, se reza otro rosario o se mandan decir otras misas cada mes: Se hace una prolongación. Sin embargo, no todos lo practican de esta manera, sino que depende de las creencias que cada quien profese. Existen otras culturas en donde la muerte es una celebración; por ejemplo, en la India celebran la trascendencia del ser a un nuevo nivel, y por ello la muerte se vive con alegría, porque saben que su ser querido pasa a un estado de mayor consciencia, felicidad, paz, plenitud. Entonces, dependiendo de la cultura la muerte es vivida como una experiencia no tan dolorosa, sino que hay una aceptación; o puede ser vivida desde una experiencia de prolongación en el tiempo, donde el homenaje y recuerdo del ser fallecido hace que perduren más el dolor y el sufrimiento.

Desafortunadamente, en nuestra cultura la muerte incluso puede ser vista como algo negativo, que no debería estar sucediendo, y rara vez se habla del tema porque causa tristeza o dolor. A veces, en nuestras familias hay personas muy mayores, por lo que podemos saber que están llegando prácticamente al proceso final de su vida, y no se quiere hablar de ello en la familia ni desde el punto emocional ni logístico, nada. La muerte se convierte en un tabú, porque no creemos que vaya a pasar ni queremos que pase.

La cultura puede ayudar a crear esta falsa ilusión de que las cosas van a durar para siempre. Así que cuando sucede un acontecimiento de pérdida o muerte, hay dolores y no aceptación de lo que está sucediendo. Frases comunes como: “se murió muy joven”, “¿por qué sucedió de esta manera?”, “todavía tenía una larga vida por delante”, “¿por qué a mí?”, “no debió estar pasando de esta manera”, etc., son preguntas que se hacen porque hay un asunto implícito de no aceptar algo que está sucediendo y que no va a cambiar. Es decir, la no aceptación es una lucha o rechazo al ciclo natural de la vida.

2. Culpa:

¿qué significa la culpa? Es enojo, rabia, pero no en general, sino contra ti mismo, y esto deriva en una auto invalidación, pena, vergüenza, pesar, remordimiento o arrepentimiento, que se siente como una forma de castigo, porque se cree que hubo errores cometidos durante la relación o interacción con el ser fallecido. Toda culpa genera sufrimiento. En este punto, es importante mencionar ¿cuáles serían las culpas más comunes que hemos escuchado?

La culpa más común está relacionada con sentir no haber hecho algo más por esa persona o por esa mascota. Sientes que debiste haberles dado más cuidados, atención o afecto. También el no haberle dicho cuánto lo amabas, o no haber expresado la gratitud por todo lo positivo que aportó a tu vida. Desde nuestra Escuela aplicamos una técnica que puede hacerse a pesar de que la persona o ser amado haya fallecido. Esta técnica permite al doliente cerrar su proceso a través de un ciclo de comunicación que ayuda a decirle lo que sentimos. Esa frase tan usual de “Hazlo en vida” porque una vez que esa persona parte, si tú no lo dijiste, toda esa sensación se queda en ti y todo eso que no dijiste se queda y genera enojo, rabia o frustración.

3. Apego

o adicción a personas o cosas buenas que tenemos en la vida. Un apego es toda situación en la que dices necesitar de esa persona o cosa para ser feliz, es decir, es poner a un tercero como proveedor de tu felicidad. Por lo general, ante la pérdida de una persona alguien puede experimentar un apego que normalmente se refleja en dolor emocional de tristeza, dolor, soledad, o depresión. Es importante trabajar estas emociones, reconocerlas y canalizarlas para recordar que tú estás vivo y que puedes ser feliz.

Sin importar la causa, todo sufrimiento que surja por la pérdida o muerte de un ser querido viene de la resistencia a sentir las emociones negativas de la muerte: lamento, dolor o tristeza. Es normal, sano y natural sentir la ausencia del ser querido, pero el dolor de la ausencia no tiene por qué traducirse en sufrimiento que te impida vivir o disfrutar la vida. Si te encuentras o conoces a alguien que se encuentre en esta situación, es necesario identificar la verdadera raíz del asunto. Para ello, puede ser útil formular algunas preguntas: ¿cómo se experimenta culturalmente la muerte?, ¿es algo negativo o es positivo?, ¿sentir culpa ante la muerte de un ser querido es positivo o negativo?, ¿es bueno o malo lo que hiciste o lo que dejaste de hacer por esa persona ?, ¿cómo va a ser tu vida de ahora en adelante? Y presta atención a la etiqueta u opinión que se esconde en la respuesta a esas preguntas.

La muerte no es mala ni negativa, pero el sufrimiento lo causa una etiqueta u opinión que tú le das a la situación cuando muere alguien importante para ti. Nuestra invitación es que superes, con la ayuda precisa y las herramientas necesarias, ese esquema que etiqueta de forma negativa un proceso cíclico, perfecto y natural de nuestra experiencia humana.

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