woman carrying shopping paper bags walking towards beige car inside parking lot

¿Sabías que no solo se compra por necesidad sino también por emocionalidad? En este artículo se presentan algunas ideas sobre la acción de ir de compras, ¿qué causa comprar? ¿por qué se disfruta? Con estas líneas, la idea no es prohibir que las personas compren o consuman bienes y servicios, sino hacer énfasis en el aspecto de sabiduría para hacer las compras o el consumo, en general.

Un placebo se entiende como una sustancia con la que se tiene la creencia de que hará sentir bien, es decir, una sustancia o situación que se relaciona con bienestar. Los seres humanos constantemente están en la búsqueda de su felicidad y como parte de esta búsqueda, ciertamente, es posible encontrar cosas que causan momentos de felicidad o momentos de placer aunque sean pasajeros.

Las compras o la acción de comprar es una de estas cosas que causa felicidad o satisfacción momentánea porque el hecho de comprar genera la sensación de que se llena un vacío, de que se encontró y adquirió algo que ocupa un espacio o algo que faltaba. Existen personas que en momentos de carencias para solventar esa sensación de falta o escasez, deciden ir de compras y es que las compras generan sensación de poder, es decir, se tiene la creencia (desde el punto de vista social y personal) de que si se puede comprar mucho es porque se tiene mucho y entonces se confunde el tener con el ser. De esta manera, es posible que la cantidad de bienes materiales que se posee se asocie con la experiencia de seguridad, satisfacción, plenitud etc.

Esto significa que hay una tendencia a querer compensar con cosas externas lo que se está sintiendo de manera interna, es decir, en algunos casos el hecho de ir de compras lo que logra es suprimir o mitigar una experiencia negativa que puede ser dolorosa y que por supuesto, es interna. Cuando se escoge el ir de compras como un placebo emocional no se atiende la necesidad en sí, sino que se sobrepasa la incomodidad de la emoción negativa con la satisfacción momentánea que dan las compras.

Desde el punto de vista de la espiritualidad, una experiencia interna no se puede compensar con una externa, por ejemplo: imagina que alguien tiene dolor de espalda y se decide colocar una curita en la frente. Buscar subsanar una experiencia interna negativa con cosas físicas probablemente dé un momento de placer, bienestar o felicidad; pero va pasar, no va ser permanente, y la experiencia interna negativa seguirá desatendida y presente.

En este sentido, es necesario prestar atención a la experiencia negativa interna y sanarla con una experiencia interna positiva porque el mundo interior no se cura desde afuera. Para atender el mundo interior es necesario ir adentro.

Para comenzar este proceso de sanación, se puede simplemente observar todo lo que se ha adquirido en este año de manera personal, por ejemplo, se puede observar si lo que se ha comprado últimamente se ha hecho por necesidad o solo por gusto, si se ha usado o si está nuevo, también se puede identificar cuántas veces se ha tirado cosas a la basura o cuántas se han regalado. Mirar alrededor para ver qué cosas no se han usado en dos meses (y que están en un espacio físico solo por estar) puede ser un buen punto de partida para comenzar a tener conciencia sobre el comportamiento que se tiene sobre las compras.

Con respecto a la parte emocional, es necesario observar y darse cuenta de lo que sucede en el mundo interior al momento de ir de compras, se pueden hacer preguntas como: ¿qué es lo que impulsa a comprar?, ¿se hace desde una experiencia de necesidad?, ¿se tiene la idea de que si no se compra se está perdiendo algo?, ¿hay pensamientos o experiencias de escasez? Chequear la propia experiencia sobre cómo se actúa, o qué se siente al momento de ver tantas cosas en un supermercado, tienda o centro comercial ayuda a identificar de manera consciente cuál es la raíz de querer comprar algo antes de comprarlo.

Si existe la necesidad de buscar satisfacción o de buscar sentirse feliz es porque internamente se tiene la experiencia contraria, es decir tristeza, preocupación o temor, pero es necesario encontrar la raíz de la emoción negativa que está causando el querer ir de compras. Es importante también preguntarse ¿de dónde vienen las ganas de comprar?, ¿son ganas de premiarse por un logro personal?, ¿son para consentirse a sí mismo o alguien más después de mucho esfuerzo?, ¿o son por estrés y tristeza?

Es necesario conocer y atender los propios pensamientos y emociones, aquellos que están presente siempre o que acompañan íntimamente el día a día en silencio y sin que nadie sepa. Ir a la causa, ir a la raíz de las emociones negativas es posible mediante preguntas internas que pueden resultar incómodas pero que serán el primer paso para poder saber el por qué están allí.

Desde nuestra Escuela, la invitación es a comenzar a poner atención y consciencia al mundo interno cuando se está pronto a comprar y a no dejarse llevar por promociones o sensaciones de urgencia sino a darle valor al dinero y a las decisiones entorno a él y al para qué se usa.
El hecho de comprar no tiene nada de malo porque sí se necesita hacer compras, el asunto central es preguntar: ¿lo haces de manera compulsiva para ocultar o evadir una necesidad emocional real?

Escucha el podcast donde hablamos más sobre este tema

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