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No es tan fácil creer que existe algo más allá de la vida cuando termina, la mayoría de las personas asocian la idea de la muerte con dolor, pérdida o sufrimiento. Por ello, con este artículo se presentan algunas reflexiones relacionadas con la muerte y sobre lo que se esconde más allá de la vida.

La percepción que las personas tienen sobre la vida y la muerte generalmente dependen de su cultura. En la cultura occidental y específicamente en américa latina, se tiene la idea de que la muerte es algo trágico, doloroso y que muchas veces está cargado de drama. Esto se debe al miedo que se tiene sobre este tema y al no querer enfrentar la muerte como un proceso natural de la vida.

La cultura del apego es muchas veces causante de dependencias emocionales porque al estar socialmente aceptado se asume que es correcto sentir apego. Por eso, cuando alguien fallece las personas tienden a sentirse incompletas o vacías. Específicamente en México, hay muchas tradiciones o rituales en torno a la muerte que pueden consentir esta actitud de apego, por ejemplo, existen los denominados “altares de muertos” que son espacios dedicados a los familiares que fallecen donde se colocan cosas que disfrutaban en vida (comidas, bebidas, fotos, pertenencias, etc)

Por el contrario, en la cultura oriental, el enfoque es diferente porque se considera que la muerte es un paso de transformación, una trascendencia a un nuevo nivel de existencia, por ejemplo, para el hinduismo la muerte representa la liberación del cuerpo porque se tiene la creencia de que el sufrimiento está en la vida misma y no en el acto de morir. El problema con practicar el apego es que no permite asimilar procesos como los cambios, principios, finales y la muerte como aspectos naturales de vivir. Por esta razón, tener conocimiento sobre las diferentes maneras de concebir la muerte ayuda a ampliar la visión propia sobre esta situación para comprender más a profundidad el ciclo de la vida.

Y precisamente porque es un ciclo es que más allá de la vida hay más vida, los seres humanos son energía que está en constante transformación y al mismo tiempo en permanente conexión con la fuente (ya sea que se llame Dios, universo o creador) así que la vida no está solo diseñada para nacer, crecer, reproducirse y morir, hay mucho más que tiene por ofrecer y que las personas tienen por descubrir.

Cada ser es único, cada vida es única, todos los seres humanos tienen experiencias individuales que (en el cuerpo específico que tienen y en la forma de energía que transmiten hoy) nunca más la van a volver a experimentar. Por eso se entiende que la vida es un conjunto de momentos irrepetibles así que es importante atesorar cada instante con conciencia de qué se está viviendo, cómo y con quién para darle valor tanto a las situaciones como a las personas.

Soltar el miedo al dolor y a la muerte, implica cambiar de enfoque hacia valorar también los procesos y aceptar su naturaleza. Es estar conformes con la manera en que transcurre la vida y reconocer que en cada fase hay oportunidades de aprendizaje y crecimiento espiritual.

Hacer las paces con cada etapa del estar vivo y mantener el entusiasmo por vivir es una tarea de re-aprendizaje con la que es necesario cambiar la narrativa mental o lo que las personas se dicen a sí mismas sobre la muerte. Para ocuparse de disfrutar los momentos únicos compartiendo alegrías, tristezas y virtudes de nuestra experiencia humana.

Desde nuestra Escuela de Espiritualidad hacemos la invitación de que si tú o alguien que conoces tiene interés o deseos de ampliar sus conocimientos en temas sobre la muerte, la vida o la reencarnación entonces puede encontrar en nuestros contenidos posibles respuestas a esta curiosidad de comprender la vida con toda su profundidad.

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