Cuando se atraviesa por una ruptura amorosa es muy común escuchar y escucharnos decir “¡No me vuelvo a enamorar!”; se empieza a rechazar la idea de estar enamorado. ¿Por qué la gente no se quiere volver a enamorar? ¿Enamorarse significa adquirir nuevos problemas?
En este artículo vamos a mencionar algunas razones por las que nos cerramos a enamorarnos otra vez, y haremos algunas sugerencias para que tu próximo viaje en busca del amor sea más satisfactorio.
Entonces no es que tengamos miedo al amor, es que tenemos miedo a obtener los mismos resultados. No queremos salir lastimados ni sentir que entregamos todo a alguien para recibir algo negativo a cambio, por motivos de incomprensión.
En primer lugar, es preciso aclarar que amor y enamoramiento no son lo mismo, aunque normalmente se consideren como sinónimos.
El enamoramiento es una reacción hormonal intensa, una droga muy poderosa que adormece las conciencia. La cascada neuroquímica de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la noradrenalina, producen emociones muy intensas y la persona vive momentáneamente en estado de euforia que altera su percepción. Es por ello que se afirma que el enamoramiento es ciego, pues se idealiza al enamorado y no se ven sino virtudes que a la postre se derrumban y la realidad de lo que se es acaba decepcionado.
El enamoramiento aparece en poco tiempo impulsado por la atracción física, las expectativas, y el misterio de lo desconocido; el amor, en cambio, es una motivación interior que tarda más en aparecer porque generalmente lo estamos suprimiendo; madura poco a poco con el afecto, la comprensión, la aceptación incondicional y la comunicación.
El amor no crea imágenes idílicas de la otra persona, sino que la acepta tal y como es. El enamoramiento suele ser caprichoso, mientras que el amor es sereno y maduro, incluyente y neutral, en el sentido de que no pone opiniones ni juicios.
Si una ruptura causa dolor es porque en realidad no existe un amor verdadero, sino sólo enamoramiento que ha perdido el encanto y la sorpresa.
En una ruptura le duele a nuestro ego tener que soltar un apego a la persona, o más probablemente, a nuestros programas o expectativas.
Le duele a mi ego no haber recibido lo mismo que yo di
Pregúntate ¿desde dónde estás amando? Si cuando amas entregas todo de ti (atención, dinero, tiempo, etc) y luego le echas en cara a la otra persona lo que estás haciendo por ella, realmente no estás amando desde una posición genuina. Lo que decidas entregar debe ser espontáneo, debe nacer de ti, porque te hace sentido y no porque esperes algo a cambio. De esta manera, si la otra persona no te corresponde en la misma forma que tú esperas, no debería significar mayor problema, pues son cosas que estás decidiendo hacer porque te hacen feliz a ti.
Le duele a mi ego no saber si podrá continuar sin él o ella
Determina ¿cuál es tu identidad? ¿Qué te hace ser tú? Revisa si tu identidad está ligada a tu pareja, al carro que tiene, al trabajo que hace, a la ropa que usa, al lugar donde vive, etc. Piensa en esos aspectos materiales que rodean a la relación, y sé sincero sobre cuánto suman en importancia a tu unión con la otra persona. Así, si ya no puedes disfrutar esas cosas que te daba su compañía, te hará bien pensar que tienes tu propia experiencia, que tu valor personal no se afecta por la soltería, y que tu capacidad de salir adelante no se va con tu ex.
A mi no me duele nada, yo estoy bien
Reconoce el duelo: terminar una relación le duele al ego; debes aceptar que lo que despertó esa persona en ti fue algo muy bonito, aunque ahora debas asumir la pérdida de un enamoramiento que ya no pudo ser más. Si rechazas la ruptura y te niegas a sentir, te perderás la oportunidad de continuar ligero y sin cargas.
Considerando, que es mucho lo que puedes sentir durante un rompimiento, y que enmedio de tantas emociones puedes cerrarte a la posibilidad de amar de nuevo, queremos compartirte unas sugerencias que te pueden ayudar no a amar de nuevo, sino a amarte mejor a ti mismo, y que te servirán cuando estés listo para amar y no solamente para enamorarte de nuevo:
-Aprende del amor sin apegos: no conviertas al amor en una adicción, no necesitas al otro para vivir, libérate de la necesidad obsesiva de tener a otro formando parte de tu vida para sentir seguridad, protección o afecto, porque si esa persona se va, desaparece toda la seguridad y el valor que asociaste a ella.
-Sana y haz las paces contigo: que “¡qué tonto!”, ¡¿por qué me metí en esto?” no te culpes y háblate con comprensión. Respeta y honra tus decisiones, aunque te lleven a algo que sientas como un fracaso. Dicen que respetar el error es respetarse a uno mismo. Entiende que fue lo que escogiste en un momento, porque es lo que en ese momento creías mejor para ti.
-Ama tu propia compañía: si tú no disfrutas tu propia compañía, ¿por qué alguien más debería hacerlo? Haz por ti las cosas que harías por alguien que amas. Te tienes solo para ti, así que sácate a pasear, invítate a comer, regálate algo. Convive contigo y disfruta tu tiempo contigoi.
Si tu pareja decide irse o si tú decides irte, entiende que está bien, significa que ya no coinciden y que avanzan por caminos separados, pero eso no es el fin de mundo. Cada uno puede seguir con su vida con la oportunidad de volverse a auto-descubrir después de haber experimentado la compañía del otro. Una pareja también es una maestra; te enseña algo importante durante el tiempo que compartes con ella y cuando ya no están juntos es trabajo de cada quien decidir con qué se queda de la relación. Haz que valga, procura quedarte con aprendizajes y cambia tu “no me vuelvo a enamorar” por un “sí quiero, pero primero me voy a querer como merezco”.
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