En el siguiente artículo, conversaremos sobre una forma de sanar tus malestares físicos a través de la conciencia sobre tus emociones y pensamientos. Tener malestares físicos, posiblemente, sea algo que sepamos atender con medicina tradicional o complementaria. Pero, ¿qué sucede con las emociones y pensamientos? ¿Cómo se curan la tristeza o un pensamiento negativo? ¿Hay medicina para el alma?
Cuando tenemos dolor de cabeza, alergias o fiebre, podemos saber qué medicina tomar para tratar el malestar, pero cuando sentimos tristeza, ira o miedo ¿sabemos cuál es la medicina indicada para la emoción?
No existe un recetario emocional genérico y apto para todo el mundo, cada ser humano tiene características que lo hacen ser particular y dentro de ellas se encuentran su personalidad y su propia manera de lidiar con lo que siente.
Así como dos organismos pueden reaccionar de manera diferente ante un medicamento, cada ser tiene sus experiencias particulares y no es posible generalizar lo que funciona para todos. Por eso, conocerte mejor a ti mismo es una tarea fundamental para que puedas construir el recetario emocional que te funciona a ti, donde aprendas y entiendas cómo funciona tu cuerpo y tu mente, y también puedas identificar cuál es la medicina emocional que necesitas.
¿Qué sucede con las emociones y pensamientos?
Nuestros pensamientos y emociones forman parte de la red de comunicación que mantiene nuestro organismo internamente. Somos conexiones, nuestra sangre circula por todo el cuerpo llevando no sólo información genética, sino también la carga energética de los pensamientos y emociones que experimentamos.
Por eso, cuando por ejemplo, se presenta una situación de amenaza o miedo, el corazón comienza a bombear más sangre al cerebro y en el caso contrario, cuando el cuerpo se prepara para dormir, el ritmo de las pulsaciones baja y todo internamente se relaja. Las emociones influyen en el funcionamiento de tu cuerpo, de la misma manera que lo hacen los pensamientos.
Relación Ser → Sentir → Pensar
Si entendemos que nuestro sentir y pensar se reflejan en el funcionamiento del cuerpo y en nuestro Ser, entonces es posible asumir que desde nuestras emociones y pensamientos podemos comenzar a sanar enfermedades, dolencias o malestares físicos.
Es utilizar nuestra propia conciencia para que cuando reconozcamos un malestar en el cuerpo, podamos reconocer al mismo tiempo que hay un pensamiento o emoción por atender, y que enfermar puede ser un llamado de atención para cambiar o trabajar algo en tu mundo interno.
Para ello, es necesario reconocer la emoción tal cual se siente, sin juzgarla o callarla y lo mismo con los pensamientos, porque la realidad es que cada uno de ellos está mostrando una parte de algo que está en ti, que es tuyo, y que puedes conocerlo más a fondo para hacer de eso lo que prefieras, sea alimentarlo o hacer que desaparezca.
¿Cómo se logra sanar la tristeza o un pensamiento negativo?
De la misma manera que se cura un dolor de cabeza o la fiebre: atendiéndolo. No puedes curar algo si decides ignorarlo, por eso, es importante reconocer el malestar y querer atenderlo para dirigir esfuerzos y sanar.
En nuestra Escuela, creemos que la Experiencia de Ser es fundamental para utilizar tu poder de sanación, y para que construyas tu propio manual de medicina para el alma. Es por eso, que tu experiencia de Ser va a funcionar como el apoyo esencial para atender y trabajar las emociones y pensamientos que te estén generando enfermedades o dolencias.
Tu experiencia de Ser está conformada desde el “cómo te percibes”. Y tiene que ver con “cómo te sientes”, y con “cómo te ves a ti mismo”. Implica un proceso de autoconocimiento, donde el punto de partida es tu relación contigo mismo.
Tu experiencia de Ser puede ser tu medicina en la medida en que el ambiente que predomine en tu mundo interno sea de amor, comprensión y respeto hacia ti, tus decisiones y tus procesos. Trabajar en tu experiencia de Ser, te puede ayudar a corregir causas y a entender la naturaleza de tus procesos, frutos y resultados, que estés teniendo en tu vida, esto involucra a tus relaciones, tus negocios y obviamente, a tu salud.
¿Hay medicina para sanar el alma?
Si, y la encuentras en ti mismo, dentro de tus pensamientos y emociones. En ellos, está tu trabajo espiritual, porque el mundo exterior es eso, exterior. Lo más importante es lo que te pertenece a ti y eso eres tú mismo, tu Ser.
No pretendemos que hagas desaparecer tus emociones ni que elimines tus síntomas físicos sin acudir a un especialista, nuestra intención es que puedas trabajar simultáneamente tus dolencias o malestares del cuerpo, mientras escuchas y atiendes el componente o la raíz emocional que puedan tener.
Tu salud es integral, tener buena salud no quiere decir únicamente que no presentes dolencias, también incluye tener pensamientos positivos, energía alta, vitalidad, y que te sientas con poder, valía y alta estima hacia ti mismo.
Busca experiencias de sentirte en paz contigo mismo, apóyate en hacer actividades que te generen tranquilidad o felicidad, procura tener emociones, pensamientos y hábitos positivos en tus relaciones con el dinero, tu familia, negocios, hogar, etc.
La medicina para el alma se encuentra en las raíces, pero no nos referimos solo a las plantas, sino a las raíces de tu Ser.
Conecta con todas las cosas que te llenan de armonía, puedes hacerlo a través de actividades como meditación, yoga, o simplemente incorpora en tu rutina pequeñas cosas que vayan a fortalecer tu espíritu, como pasar tiempo leyendo un buen libro, por ejemplo.
La intención final, es que abarques más cosas que corrijan tus raíces, que abonen con buena tierra tu experiencia de Ser, porque eso es lo que se conoce como un buen trabajo espiritual, y de allí sacarás todo el poder de sanación que necesitas para curarte en cuerpo y mente.
Desde nuestra Escuela, entendemos que todo trabajo o proceso que te lleva a ir dentro de ti y a conocer más de ti mismo, es trabajo espiritual; por eso, creemos que el trabajo espiritual es esencial para que identifiques tu mundo interior, ya que es allí dónde está la medicina para tu alma.