¿Qué son?
Los ataques de pánico son períodos en los que el individuo sufre de una manera súbita un intenso miedo o temor con una duración variable: de minutos a horas. La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos.
Tratamiento
Una de las estrategias que mejor ha funcionado consiste en la aplicación de diez reglas para afrontar una crisis de pánico:3
- Recuerde que lo que siente no es más que la exageración de las reacciones normales al estrés.
- No es ni dañino ni peligroso, solo desagradable. Nada peor puede pasar.
- No añada pensamientos alarmantes sobre lo que está pasando y lo que podría ocurrir.
- Fíjese en lo que le está pasando a su cuerpo ahora, no en lo que usted teme, en su mente, que podría llegar a ocurrir después.
- Espere y deje que pase el temor. No luche contra él. Acéptelo.
- Cuando deja de pensar cosas alarmantes, el temor se extingue por sí solo.
- Recuerde que lo principal es aprender a afrontar el miedo, no a evitarlo. Es una gran oportunidad para progresar.
- Piense en el progreso que ha hecho hasta ahora, a pesar de las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando supere este momento.
- Cuando empiece a sentirse mejor, mire alrededor y piense lo que puede planear para hacer después.
- Cuando esté listo para continuar, comience despacio, en un estado de relajación. No necesita correr ni esforzarse.
Desde la terapia cognitivo-conductual, el tratamiento se compone de diferentes fases:
- La primera fase: la psicoeducación: En la que se explica el proceso del pánico, cómo se origina y cómo se mantiene por medio de las conductas evitativas.
- La segunda fase: La relajación: Para aprender a controlar los aspectos de hiperactivación física implicados en el ataque de pánico.
- La tercera fase: La reestructuración: Para aprender a controlar los pensamientos catastróficos asociados a los ataques de pánico.
- La cuarta fase: La exposición: Tanto a estímulos interoceptivos (sensación de ahogo, palpitaciones, mareo, etc) como a situa
Es importante consultar a un psiquiatra o psicólogo para un diagnóstico y luego iniciar una terapia cognitivo-conductual. Pese a que no hay estudios que comprueben que la meditación ayuda a controlar los ataques de pánico Una vez diagnosticado y habiendo empezado el tratamiento se podría iniciar probando con la meditación como una opción más.
¿Por qué la meditación ayuda en los ataques de pánico?
Porque en los ataques de pánico se presenta agitación y una respiración acelerada, la meditación acompañada de una respiración lenta ayuda a bajar la hiperventilación pulmonar.
Correia Nobre aseguró que “desde la meditación la solución está centrada en cuatro herramientas: movimiento, respiración, atención plena y pensamiento positivo” y destacó que “la primera es el movimiento ya que con él podemos gastar esa energía extra que tenemos durante el episodio”.
La siguiente herramienta es conectarse con la respiración, ya que cambiando el ritmo de la entrada y salida de aire del cuerpo se logra cambiar el estado emocional. “Lo más fácil es hacer varias inhalaciones profundas y exhalar haciendo el sonido de la letra ‘s’, lo mejor es utilizar toda la exhalación pronunciando la letra con atención”, recomendó Correia Nobre.
La atención plena es una técnica muy preciada en meditación, que consiste en enfocarse completamente en cualquier cosa que estemos haciendo. Gracias a ese enfoque y concentración realizada con todos los sentidos y con conciencia, se logra transformar el espacio mental en el que estamos -explicó-. Es decir que podemos llevar nuestra mente de la observación obsesiva del malestar que produce el ataque de pánico, a la observación de los resultados de esa actividad que nos da confianza”.
“Mientras utilizamos todas las herramientas anteriores es necesario sumar el pensamiento positivo y tener preparadas frases tranquilizadoras para decir, como por ejemplo ‘esto ya me ocurrió antes y sé que el malestar es pasajero’ o ‘esta sensación es sólo transitoria, va a pasar rápidamente’. Es muy beneficioso aceptar que el cuerpo está ansioso y que de alguna forma expresa emociones que estaban guardadas en el interior”, amplió la especialista.
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