La muerte o pérdida de un ser querido suele ser entendida como una experiencia oscura, dolorosa y amarga, pero ¿es posible que esta experiencia sea vivida de forma diferente? En el siguiente artículo se mencionan algunas ideas sobre la muerte desde un punto de vista cultural y también se describen algunos aspectos que pueden ser los causantes de lidiar con la muerte desde el dolor o el sufrimiento.
EL ciclo de la vida
Desde la niñez se suele escuchar que la vida es un proceso de nacer, crecer, reproducirse y morir, pero a medida que se crece y se experimenta la vida, se va comprendiendo que en realidad, hay otras implicaciones emocionales dentro del ciclo de vivir. Entender que todo tiene inicio, desarrollo y cierre, a veces no es tan sencillo, sobre todo cuando se trata del proceso final en la vida de un ser querido. Por eso, aunque ya se tenga conocimiento sobre las etapas de la vida, la muerte sigue generando una experiencia de dolor, vacío, e incluso sufrimiento, que si no es adecuadamente atendida y trabajada puede generar bloqueos emocionales sin saber qué hacer.
En este sentido, no es suficiente con saber que la muerte es un proceso natural de la vida, sino que es necesario estudiar y comprender otras maneras de asimilar este proceso para que no se vuelva una experiencia imposible de superar. Para ello, es válido mencionar cómo se asimila la muerte en otras culturas. En primer lugar, la pérdida o fallecimiento de un ser querido (sea persona, animal, planta) implica enfrentarse a la ausencia física de alguien que es sujeto de amor y valoración, y en segundo lugar, implica lidiar con el trasfondo cultural que acompaña al duelo.
La manera de lidiar con la muerte
Tiene un trasfondo cultural que depende del país, y que influye en la forma en la que se vive y se supera un duelo. Por ejemplo, en México se acostumbra conmemorar la muerte más de un día, porque no es suficiente rendir homenaje el día del acontecimiento, sino que se hace un velorio, se rezan rosarios, se rezan novenas, es decir, se prolonga la despedida y por lo tanto, el dolor de la pérdida. En países como India, por otro lado, la muerte conlleva una celebración porque implica la trascendencia del ser a otro estado y se experimenta desde la alegría y regocijo de que el ser fallecido se encuentra en paz. Para países como Estados Unidos, en cambio, puede llevar un día donde se hace un velatorio y la familia se reúne para conversar y compartir los mejores momentos o recuerdos que se tuvieron con el ser fallecido. Esto quiere decir, que la manera en la que se experimenta la muerte no es única ni es universal, cada cultura y por lo tanto, cada ser tiene su forma de experimentar y vivir el dolor.
Sin embargo, cuando el dolor se vuelve sufrimiento y afecta la manera de vivir o relacionarse de las personas se hace necesario indagar en los procesos emocionales internos que vive quien experimenta el duelo para identificar la causa de su sufrir. Generalmente, se pueden mencionar 3 grandes causas de sufrimiento que pueden ser la razón por cual no se supera la muerte de un ser querido. Las causas son las siguientes:
No aceptación
La no aceptación puede ir de la mano con el trasfondo cultural porque reafirma la idea del no soltar o no dejar ir. Es estar en negación con un acontecimiento de vida que no se puede evitar ni cambiar y es manejar la muerte como un tabú donde hablar del tema genera incomodidad o dolor.
Culpa
Está relacionada con emociones como enojo, ira o rabia hacia sí mismo porque la acompaña el pensamiento o la idea de que se pudo hacer más, de que se debió dar más atención, mayor cuidado, mayor afecto, etc. La culpa genera una experiencia de autoinvalidación por el remordimiento o el arrepentimiento de querer haber hecho algo distinto en la relación con el ser que ya no está.
Apego
Implica la creencia de que no se puede vivir sin el ser fallecido y se manifiesta en el dolor emocional con forma de tristeza, soledad o depresión. Bajo el apego, se pone a un tercero como el proveedor de felicidad y se siente que si ese tercero no está ya la felicidad no es posible.
Las tres causas mencionadas anteriormente, no son todas las razones por las que una persona puede sufrir la muerte de un ser querido, pero sí son las más comunes. La manera de lidiar con ellas, (en el caso de que se tenga una o las tres al mismo tiempo) implica un proceso interno de sanación y reconocimiento donde es necesario el apoyo y la orientación de personas especializadas que puedan ayudar a transformar las etiquetas o ideas que se tienen sobre la muerte, para así incorporar ideas y pensamientos que le den a la muerte un sentido más profundo y trascendental.
Como seres humanos, no se suele tener el hábito de comunicar las cosas positivas (reconocer talentos, agradecer aportes o enseñanzas, expresar amor o afecto), es más común comunicar aspectos negativos (inconformidades, quejas, defectos). Esto resulta relevante porque cuando se dé la oportunidad de cerrar un ciclo de vida o un proceso con un ser querido, toda esa comunicación o todas estas acciones que puedes hacer por la persona ayudan a experimentar la paz y tranquilidad de honrar en vida lo que se construyó, y lo que fue la dinámica y relación con el otro. De esta manera, el proceso de muerte ya no es con todo el drama, dolor o la tristeza de una ausencia sino con la alegría, el reconocimiento, disfrute y agradecimiento de todo lo vivido.
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