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Una frase budista sintetiza el mensaje de este apartado: “El dolor y el sufrimiento son nuestros maestros”. Desde un punto de vista psicológico y espiritual, el dolor, los retos, las adversidades, los obstáculos, pueden ser las mejores oportunidades para aprender, crecer y madurar emocional y espiritualmente.

Toma la experiencia que estás teniendo en torno a la pandemia del coronavirus o al confinamiento obligatorio para evitar contagios, o recuerda una experiencia difícil y dolorosa que hayas tenido anteriormente. Reflexiona un momento y pregúntate:

  • ¿Esta experiencia está teniendo o tuvo un impacto negativo en mi vida? ¿Está generando o produjo una experiencia dolorosa?
  • ¿Estoy aprendiendo o aprendí algo nuevo de mí mismo, de mi forma de pensar, de cuáles son mis valores, de cuáles son mis prioridades en la vida?
  • ¿Me estoy permitiendo aprender o aprendí algo acerca de mí mismo, de mi relación con las personas importantes de mi vida?
  • ¿Cómo está impactando esta experiencia o cómo afectó mis emociones y sentimientos?
  • Si te consideras una persona espiritual, pregúntate: ¿esta experiencia me está fortaleciendo o me fortaleció espiritualmente? 

El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional

Estudios recientes en psicología afirman que la exposición moderada al dolor inevitable de la vida nos hace más fuertes y resistentes psicológicamente.

Espiritualmente hablando, es preciso distinguir entre dolor y sufrimiento, y aclarar cuál es la causa del sufrimiento.

El dolor generalmente se refiere a una experiencia sensitiva desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial, como lo define la Organización Mundial de la Salud.

El sufrimiento es, según Cassell, “un estado de aflicción severa, asociado a acontecimientos que amenazan la integridad (mantenerse intacto) de una persona. El sufrimiento exige una conciencia de sí, involucra las emociones, tiene efectos en las relaciones personales, y tiene un impacto en el cuerpo”.

Como comprendió muy bien Buda, el dolor, la enfermedad y la muerte son parte de la existencia humana; y también descubrió que las únicas causas del sufrimiento son la aversión o resistencia (la no aceptación de lo que es o de lo que no es), y el apego. Sufrimos en presencia de lo que resistimos, y en ausencia de las cosas o personas a las que estamos apegados. 

Por eso afirmó: “El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional”.   

La resistencia, dice Mycal Powell, es resultado de una voluntad negativa, es decir, la voluntad de que un aspecto de la creación no sea como es, poniendo energía negativa para evitar que se exprese, o para intentar destruir eso que es “malo” y “no debe ser”.

El sufrimiento de tipo mental incluye la resistencia en la forma de invalidaciones, suposiciones, historias, juicios, opiniones, quejas, chismes, etc. El sufrimiento es resistencia al dolor y hace que éste persista y se agudice. De ahí la ley de que “La resistencia causa la persistencia de lo resistido”.

Toda resistencia es no aceptación o negación de amar a eso que se resiste. Como entienden los seres espiritualmente avanzados, lo único que existe es el amor, y negarse a aceptar y a experimentar algo, causa sufrimiento.

 Pregúntate a cuántas personas o acontecimientos estás resistiendo o estás apegado en tu vida, y habrás encontrado la verdadera causa de tu sufrimiento.

¿Estás resistiendo a la pandemia del coronavirus, o a la imposición de estar recluido en tu casa sin poder hacer lo que realmente quieres?

¿O simplemente aceptas las cosas como son o como no son, no por conformismo, sino por una comprensión más profunda de cómo funciona la vida?  Esto es lo que han hecho grandes sabios a través de la historia, como el paciente Job que, ante la adversidad de perder todo lo que tenía, simplemente exclamaba: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a la tierra. El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!”

El sabio Lao- Tsé nos recomienda:  “Ten paciencia. Espera a que el barro se asiente y el agua se aclare. Permanece quieto hasta que la acción correcta surja por sí sola.”

Y la acción correcta es la que nace del infinito potencial amoroso de nuestro verdadero ser.

Una vez caminaba Buda de una ciudad a otra con unos cuantos discípulos. En los primeros días de la caminata, pasaron por un lago. Pararon a descansar y Buda dijo a uno de sus discípulos que tenía sed.

–          “Tráeme agua de ese lago”

El discípulo no lo dudó y se dirigió al lago; cuando se aproximaba notó que había gente que estaba lavando ropa y también que justo en ese momento cruzaba por allí una carreta tirada por mulas y, como resultado, el agua se tornó turbia y fangosa.

El muchacho pensó:”

– ¿cómo voy a ofrecer esta agua para beber a mi maestro?”

Así que se volvió y le dijo a Buda:

–          “El agua está sucia y fangosa, no creo que sea bueno beberla”.

Después de media hora, Buda le dijo al mismo discípulo que volviera al lago y que le trajera agua para beber. El muchacho obediente volvió al lugar, y esta vez el agua estaba totalmente clara. El fango se había asentado y el agua parecía perfecta para beber. No se lo pensó y llenó su recipiente y se lo llevó al maestro.

Buda miró el agua y después al chico, y le dijo:

–          “¿Viste lo que hiciste para limpiar el agua?… dejaste pasar tiempo para que el fango se asentara, y así obtuviste esta agua limpia y pura… Tu mente funciona también así… Cuando todo está mezclado y nada es claro, deja pasar el tiempo… Un poco de tiempo volverá todo a la calma, y por sí mismo todo sucederá sin esfuerzo alguno”.

El dolor, ¿realmente nos hace más fuertes?

No es el dolor en sí mismo quien nos hace fuertes, sino la aceptación amorosa de lo que es como es y de lo que no es como no es, le guste o no a nuestro ego.

Ante las personas o situaciones que no te gustan y que resistes, pregúntate si quieres seguir sufriendo en tu vida. Es una elección que tú haces… y tienes la otra opción de aceptarlas tal y como son o como no son. En el primer caso, estás actuando desde tu ego y por ello sufres; en el segundo, actúas desde tu esencia amorosa, recuperas la paz interior y vives en armonía.

Vive la vida con gratitud

Hait y Kelner encontraron en una investigación que las personas que consistentemente expresan gratitud tienen un sentido de abundancia, son capaces de apreciar las cosas pequeñas de la vida y en general son más felices. También han encontrado que vivir una vida con gratitud hace a las personas más fuertes y resistentes ante las situaciones dolorosas y adversas de la vida.

Todos los días agradece al menos tres cosas, tanto positivas como negativas. Enfocarte en los eventos positivos de tu vida, por pequeños que sean, la enriquecerán y te harán más feliz; asimismo, esta práctica te ayudará a combatir la tendencia natural de ignorar, menospreciar o minimizar los detalles insignificantes que pasan en nuestras vidas.

Agradecer los eventos aparentemente negativos te fortalecerá, porque dejas de resistirlos y la energía que usabas para tratar de evitarlos la puedes usar en proyectos más positivos. Además, si lo negativo de tu vida te ayuda a crecer en paciencia, tolerancia, humildad y sabiduría… ¿realmente es algo negativo? Como dice un proverbio persa, “El viento de la adversidad no sopla jamás sobre el reino de la sabiduría”.

Como afirma un autor anónimo, “Cuando ayudes a alguien, hazlo dando gracias pues la vida te ha puesto en el lugar del que da y no en el lugar del que necesita la ayuda”.

Sintetizando, la siguiente gráfica muestra algunos de los logros obtenidos cuando nos hacemos más resilientes ante la adversidad.

  • Nos da más resistencia para absorber los golpes de la vida.
  •  Nos prepara para minimizar los daños y costos de las crisis que enfrentamos.
  •  Nos ayuda a recuperar nuestro estado anímico positivo anterior a la crisis.
  •  Nos da una mayor capacidad de adaptación y de respuesta a futuras situaciones de crisis.
  •  Desarrolla en nosotros una transformación interior profunda si sabemos aprovechar adecuadamente las adversidades.

Busca el sentido espiritual de tus experiencias.  Reflexiona acerca de cómo tus experiencias te podrían estar “preparando” psicológica y espiritualmente para vivir una vida más plena, madura y satisfactoria.

Cuando sientas que quieres tirar la toalla, que sea porque ya te secaste la frente para seguir luchando, como aconseja un autor desconocido. 

Tu fuerza no viene de tu capacidad corporal, sino de la voluntad de tu alma, sentencia Gandhi. 

Más artículos sobre el COVID19 : https://theo.org.mx/coronavirus-agente-de-concienciacion-de-nuestro-potencial-humano-y-divino/

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